233.-Me reprocha Emma que no sea más combativo a la hora de defender mis ideas y principios. Ella sabe que no me gusta discutir, que la gente que se altera verbal y gestualmente me inhibe.
Aparte de eso, mis ideas y principios no son palabra de Dios. Los he adoptado porque me parecen los mejores, pero como pienso que el límite que los separa de una mera opinión a menudo es difuso, la perspectiva de batirme el cobre por ellos la considero un despropósito.
En este planteamiento voy más lejos y así se le comunico a Emma: “Aunque fueran la misma verdad, tampoco pelearía. En ese caso es cuando no haría nada de nada, es cuando creo que se debe permanecer con los brazos cruzados”.
Me explico: “No se trata sólo de que me desagrade polemizar, en contraposición a muchos congéneres que parecen estar esperando la menor ocasión para ponerse a porfiar. No es sólo un rasgo de carácter. Es un convencimiento íntimo, arraigado en un profundo respeto a la verdad.
“La verdad es una. La verdad es siempre la verdad, ya la diga Agamenón o su porquero. La verdad no es chaquetera ni tiene por qué maquillarse, ni bailarle el agua a nadie. Si tuviera tales reacciones, sería otra cosa. Si se comportara de semejante manera, no merecería una pizca de consideración.
“La verdad no necesita que la defiendan, entre otras razones porque esos paladines suelen pasar la cuenta. No es raro que el objetivo de ese apoyo sea la obtención de beneficios.
“París no va a dejar de ser la capital de Francia porque alguien lo discuta. Ni la Tierra no va a estar achatada por los Polos porque alguien se empeñe en que es una esfera perfecta.
“Ya caerán de su burro. Ya resplandecerá la verdad. Si hoy por mi boca no ha sido posible, ya lo será más tarde por boca de otro. La verdad no es de nadie. El hombre es sólo un simple delegado y para esta función cualquiera sirve. Cualquiera que reverencie a la verdad, cualquiera que tenga claro que la verdad está por encima de él.
“A la verdad se suelen anteponer montones de sucedáneos e intereses personales. O sea, toda la vanidad que el ser humano puede acumular, que es mucha. Después está también ese prurito de querer tener la última palabra, de querer hacer morder el polvo al oponente. Está ese egoísmo que nos impulsa a colocarnos en primera fila».
Hago una pausa y añado: “Con frecuencia comentas que nadie escucha. Tan cierto como eso o más es que nadie o casi nadie está interesado en la verdad. Si lo estuviéramos, otro gallo cantaría.
“Por lo anterior pienso que la verdad no necesita espadachines ni alguaciles ni apologetas ni presentadores ni equilibristas que atan las miradas del pavor (Huidobro), ni el cencerreo de unos y el voceo de otros.
“Los charlatanes la ponen perdida de tizne, los echacuervos se apresuran a enterrarla cuanto más hondo mejor, los compadres la convierten en moneda de cambio.
“Para ese viaje sobran las alforjas. Mejor sola que mal acompañada.
“La verdad debe imponerse por sí misma. Si no lo hace, ahora o dentro de un año, es un fraude. Si la ves rodeada de abanderados, agasajada por los poderosos, llevada a hombros por los correveidiles como si fuera un torero en una tarde de gloria, lagarto, lagarto.
“Cuando se codea con histriones y tunantes, con gente gritona y descompuesta, todas las palabras que se me ocurren para definirla pertenecen al campo semántico de la prostitución”.
Emma, que no me ha interrumpido durante esta larga disquisición, consideró que había llegado el momento de decir algo. Con una gravedad inhabitual en ella me preguntó: “¿Aunque sea de vez en cuando no crees que hay que echarle una mano a esa pobre?”.
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Estaba de acuerdo con lo que estabas diciendo pero al final también estoy de acuerdo con Emma. De todas formas, a mí me da bastante pereza discutir o tratar de convencer a nadie. Y ni siquiera estoy muy segura de que lo que yo tomo como verdad sea la verdad absoluta.
Coincidimos bastante en la visión de este hecho, y sobre todo en nuestro comportamiento. Pero la verdad existe, en ella se basa la justicia: en el restablecimiento de unos hechos objetivos. Pienso también que, en el campo de la subjetividad, hay opiniones más acertadas que otras. El grado de sectarismo puede llegar hasta el arrollamiento del otro.
Aplausos, Antonio. Esta vez Emma no me convence. Un abrazo.
Deduzco por tu comentario que tampoco a ti te gusta discutir. Un abrazo.
Diceee: -«yo estoy gordo de no discutir»
-¡Anda, no será por eso!
-«bueno, pues no será…»
Si tienes buen apetito y no te alteras, seguro que es por eso. En lo que a mí respecta, no estoy gordo. Flaco tampoco. Entremedias.
Jajaja, era un chiste… pero bueno, todos tenemos sobrepeso (menos Pablo)en este (primer?)mundo
En el otro todos estaremos no sólo en nuestro peso sino en nuestro mayor esplendor. Supongo que habrás oído hablar de los cuerpos gloriosos. Si no, al tiempo. Quede claro que no tengo prisa por comprobarlo.
A mí tampoco me importa esperar, para eso😉
Discutir para convencer, definitivamente pérdida total de tiempo, ahora el punto de Emma también es válido, sin extremos…
Una pérdida de tiempo y de energía, máxime cuando muchas disputas se pueden zanjar consultando internet.
También creo que, en determinados momentos o cuestiones, hay que implicarse, hay que adoptar una postura que no tiene por qué ser la de ponerse más burro.
Totalmente de acuerdo
La verdad es una, con muchas caras. Con frecuencia ante un hecho cada persona implicada lo ve de distinto modo.
Las verdades absolutas, a veces, se imponen. Quiero decir, cuando dices mucho algo, parece verdad, crees que es verdad. Aunque como tú dices en el texto, el tiempo saca a flote la verdad sin tintes.
Me ha gustado mucho el texto porque me ha hecho reflexionar sobre estos aspectos.
Cada uno de nosotros valora la realidad a partir de su propia experiencia. Filtramos los hechos, los interpretamos. Pero eso no quita que haya datos objetivos que tenemos que aceptar, nos gusten o no.
Me agrada leer que este texto te ha gustado y te ha hecho reflexionar. Gracias por tu comentario. Feliz domingo.
En nuestra cotidianidad prevalece la mentira, la insana y corrupta mentira. Se erige como un bastión contra la verdad. Pero los fundamentos del insensato, tarde o temprano se derrumban, como bien lo has remarcado en tu texto. La verdad prevalecerá por siempre. Jesús mismo dijo traer la Verdad. Por eso recalcó:“Si permanecen en mis enseñanzas, realmente son mis discípulos; conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” «Si el Hijo los libera, serán siempre libres de verdad» (Juan 8:31,32,36)
Un abrazo.
Las mentiras, las media verdades, las imposturas, los prejuicios, las fijaciones, los intereses egoístas son el pan de cada día.
Me da la impresión de que vivimos en nuestra burbuja, lo cual mediatiza grandemente nuestra existencia y nuestra visión del mundo.
Tú piensas que, tarde o temprano, esa burbuja acabará explotando y nos mostraremos como somos y resplandecerá la verdad. Ojalá sea así. La cotidianidad puede ser a veces bastante penosa. Buen fin de semana.
La verdad no es de nadie porque todos tenemos la nuestra. Totalmente de acuerdo en que es innecesario discutirla, más que nada por lo infructuoso que sería el hecho. Nuestra verdad filosófica no tiene que ver cómo la verdad absoluta y científica, válida e indiscutible para todos, sino con la empírica, la que nos trae nuestra experiencia, nuestro sentido común De qué nos sirve discutir otras verdades? Tú verdad se hace Verdad absoluta en tanto y en cuanto los demás crean también en ella.
Me ha gustado tu exposicion✔️
Todos tenemos nuestra experiencia de la vida, a la que nos atenemos y en la que nos basamos para seguir viviendo. Pienso que la verdad es algo más grande, algo que nos sobrepasa, que puede cuestionar, y de hecho lo hace, nuestra percepción subjetiva, la cual no es falsa sino incompleta o sesgada.
Las verdades personales (yo prefiero hablar de experiencias) son campo abonado para las discusiones y los desencuentros. Con frecuencia desembocan en guerras inútiles, como todas, supongo.
Gracias por tu comentario. Que disfrutes del puente, si lo tienes.