Este psicoanalista de origen alemán se ocupó también del problema del mal o, según su planteamiento, de la capacidad del ser humano para el bien y para el mal, que es el subtítulo de esta obra.
¿En esencia el hombre es bueno o malo? Esta es la controvertida cuestión a la que quiere dar respuesta. ¿Somos lobos, que es lo que sentenció Hobbes, o corderos? ¿O somos unos mutantes que podemos revestir una u otra piel? ¿Unos híbridos que unas veces atacan y se alimentan de carne y otras veces rumian mansamente?
Fromm parte de un análisis de la violencia, la cual constituye un hecho innegable. Distingue cinco clases y expone las motivaciones inconscientes que las desencadenan, a saber, la juguetona o lúdica (no es destructiva ni está impulsada por el odio), la reactiva (es defensiva, no es tampoco destructiva, su raíz es el miedo, es la más corriente), la vengativa (su función es devolver el daño recibido, el desengaño y la desilusión pueden ser también su causa), la compensadora (como la anterior es destructiva, su raíz es la impotencia, el sadismo es una de sus manifestaciones) y, por último, la sed de sangre arcaica (animalización del ser humano, implica una profunda regresión).
Estos tipos de violencia van “in crescendo” hasta llegar a la alegría de matar. Así pues, la patología es cada vez más grave.
Tras bucear en los sustratos inconscientes sobre los que se levanta el precario edificio humano, Fromm introduce el tema de la libertad.
El filósofo humanista habla de orientaciones o tendencias que podemos dirigir a favor o en contra de la vida. Las segundas constituyen el núcleo del mal, cuya quintaesencia la representa el denominado “síndrome de decadencia”, al que se opone el “síndrome de crecimiento”.
Esas tendencias u orientaciones son las siguientes: necrofilia versus biofilia (amor a la muerte frente a amor a la vida), tristeza versus alegría, narcisismo versus amor, y fijación incestuosa en la madre versus independencia y libertad.
Partiendo de este supuesto, Fromm define la naturaleza humana “no como una cualidad o una sustancia dada, sino como una contradicción inherente a la existencia”.
Para vencer nuestros miedos y nuestra soledad damos o una respuesta regresiva (retrocedemos) o una respuesta progresiva (avanzamos). Y este es el quid. El hombre no es ni bueno ni malo sino una contradicción que exige tomar partido. Y no olvidemos que la nueva situación creará otras contradicciones a las que será necesario buscar solución.
Así que, finalmente, desembocamos en la libertad de elegir. Para este envite hay que tener una correcta percepción de las posibilidades reales e irreales. Hablamos de los indeterministas. Para los deterministas tal libertad no existe.
“La maldad es un fenómeno específicamente humano. Es el intento de regresar al estado pre-humano y de eliminar lo que es específicamente humano: razón, amor, libertad. Pero la maldad no sólo es humana sino trágica. Aun cuando el hombre regrese a las formas más arcaicas de experiencia, nunca puede dejar de ser humano; de ahí que nunca puede sentirse satisfecho con la maldad como solución. El animal no puede ser malo; sus actos están de acuerdo con sus tendencias intrínsecas que sirven esencialmente a su interés por sobrevivir. La maldad es el intento de trascender la esfera de lo humano a la esfera de lo inhumano, pero es profundamente humana porque el hombre no puede convertirse en un animal, como tampoco puede convertirse en Dios”.
Hace poco releí «el miedo a la libertad» y me pareció interesantísimo, mucho más que cuando lo leí de joven por primera vez. Estuvo muy de moda este autor.
En cuanto al mal, que existe está claro, pero no sabría explicar de dónde surge. Del miedo muchas veces y también de la ignorancia, de la falta de reflexión. La verdad, no lo sé.
En su momento Fromm fue un escritor muy leído. «El arte de amar» si no fue un «best seller», le faltó poco. El libro que citas es muy interesante. El que más me gustó, el que más me hizo reflexionar fue «¿Tener o ser?», en el que analiza esas dos orientaciones básicas del ser humano.
Este que he presentado aborda el tema del mal, que me atrae especialmente. En él Fromm expone su punto de vista que he intentado resumir.
El mal surge, por supuesto, del miedo. Es un mal reactivo o defensivo. En la ignorancia, según Sócrates, es donde abreva el mal. La persona lúcida, reflexiva, sabia prefiere sufrirlo a perpetrarlo. Pero hay un mal que tiene su origen en «la sed de sangre arcaica», en instintos oscuros, en compulsiones bestiales. Este mal subyacente es la madre de todos los males. Este es el genuino, los otros son sus heraldos. Y este mal anida en el corazón del hombre. Pienso en el relato de Eladio «Crónica negra. La confesión». Los ejemplos sobran.
Tienes razón y lo has explicado muy bien. Anoto ese otro título de Fromm, me interesa.
Gracias por traer a este autor y el tema. En mi experiencia he detectado que efectivamente la maldad y la violencia surgen también como un mecanismo compensatorio, es decir la persona violenta utiliza esos actos como moneda de cambio ante situaciones que le resultan frustrantes, de ahí por ejemplo la violencia emocional que algunos hombres ejercen contra sus parejas, creo que el control y como lo enuncias al final esa sensación engañosa en que cae el malvado al sentirse casi un Dios pero sobre todo algo que influye en que su maldad vaya creciendo es que la propia víctima condicionada va siendo cada vez más tolerante a violencias mayores. Hace falta pues que salga de ese estado de indefensión o se aleje completamente para terminar ese circulo vicioso. Una disculpa por alargarme pero es un tema en el que actualmente estoy trabajando . Me resulta apasionante, por desgracia me ha tocado vivir la violencia en diferentes tipos y modalidades hoy mi labor es la prevención.
Abrazos.
Tu comentario no me ha parecido largo sino pertinente. Te agradezco que hayas invertido tu tiempo y tu energía en exponer tus ideas. Se ve que es un tema que conoces, y que estás sensibilizada al respecto.
El mal que tiene su origen en la compensación, al igual que el que la tiene en la venganza, es destructivo e injustificable, como pueden serlo hasta cierto punto el reactivo y el lúdico.
Pones un buen ejemplo de personas con graves carencias que se lo hacen pagar a su pareja. Lo trágico es que no tienen conciencia de su incompletez. Sin conciencia es imposible encontrar una solución. Así que lo primero es crearla. No seré yo quien diga que es tarea fácil.
La relación víctima-verdugo acaba convirtiéndose en un infierno consentido.
Como a ti, el mal, en todas sus manifestaciones, es un tema que me resulta apasionante. Le he dedicado varias entradas y tengo preparadas otras. Un abrazo.
[…] a través de El corazón del hombre – Erich Fromm — El bosque silencioso […]
Gracias por rebloguear. Saludos cordiales.
La cita del final ejemplifica magníficamente esa contradicción. A veces me pregunto, como nos preguntamos todos, si será posible resolverla algún día. No lo sé, pero tus reflexiones compartidas nos ayudan a delinear su perímetro, que no es poco. Gracias, Antonio. Un abrazo.
El hombre es esencialmente contradictorio y ambivalente. Si un día logramos escapar de ese cepo, la raza humana experimentará un salto cualitativo. Creo que no vamos a vivir para verlo. Mientras tanto, podemos contribuir a ese advenimiento delineando el perímetro del mal. Un abrazo.
¿En esencia el hombre es bueno o malo? Es el 50% por el 50% segun los planes del Creador nuestro sea quien sea.
Es lo que creo yo . La unidad y la lucha de los contrarios es lo único
gue mueve el Universo. No hay lucha – no hay progresso , ni
desarrollo y ,sobre todo , en el plan espiritual. Si no existiera el mal como podríamos saber lo que es bueno. Alcanzar la Perfección es es el único móbil del Universo. Y si , desgaciadamennte ( como una hipotesis), lo alcanzaremos será el fin del Mundo.
Un abrazo.
Si te he entendido bien, somos mitad ángeles y mitad demonios. Una mezcla de aceite y vinagre a partes iguales. El mal y el bien libran una batalla en el corazón de cada ser humano. Suena maniqueísta. Y ese combate pone en marcha al mundo que se dirige a un punto omega en el que todo se resolverá o reabsorberá, en el que tendrá lugar la reconciliación de los contrarios (el abrazo del ángel y el demonio).
Otra visión es concebir el mal como carencia de bien. Se es más o menos bueno. O nada bueno. Y hay que alcanzar el máximo de bondad. Dios es «summum bonum». Que disfrutes de este caluroso fin de semana.
Sí , es lo que quisiera transmitir yo ( más o menos) quizá frivolizando mucho el tema , que me perdones pòr ello. Pero , Díos no juega a dados… si existe el mal entonces es por algo. Otra vez te pido perdón por tomar a la ligera el tema muy serio.
La libertad del pensamiento para elegir entre el bien y el mal, en general, ha declinado en favor del mal, que se ha extendido como una plaga por sobre toda la tierra. Y sólo ateniéndonos a Dios, es posible tener la esperanza de que un día será erradicado. Se vislumbra ese cambio radical a partir de lo que la Biblia llama “Armagedón o el gran día de Dios”,
El bien dejará de ser un ideal inalcanzable. Leslie Stevenson habla de que el “bien” es preeminente entre las ideas, y juega un papel casi igual a Dios, siendo la fuente de toda realidad, verdad y bondad.
Como has dicho, Dios es “summum bonum”, y sus súbditos en la tierra tienen que ser un reflejo de Él. Por tanto, quienes lo hayan comprendido de ese modo, podrán exterminar de raíz el mal que por tan largo tiempo se ha aferrado al corazón del hombre, en sus diversas modalidades, bien delineadas en el libro que nos has expuesto certeramente.
Un abrazo.
Coincido en que el bien no está en su momento más favorable, si es que alguna vez lo ha estado. Parece que el mal está ganando la partida, que no hay muchos motivos para el optimismo.
Coincido también en que hay que tener una visión trascendente de la vida y de los negocios humanos. Tú hablas de «atenernos a Dios». Pues eso mismo. Al hombre trae más cuenta no atenerse. De momento «el bien es un ideal inalcanzable». Ojalá exterminemos el mal, que es un tema que me apasiona. En una próxima entrada expondré diversas posiciones filosóficas, como la de santo Tomás de Aquino.
La tesis de Fromm se basa en el psicoanálisis. Su estudio es acertado. Desde luego es el hombre quien elige. El hombre, dotado de libre albedrío, tiene la última palabra. Hasta ahora, como señalas, el mal goza de preeminencia, resulta más atractivo. Un abrazo.