Los sueños juveniles
atrás quedaron.
Los zapatos están
deteriorados.
No corre sangre azul
por nuestras venas.
Hay que rendirse
a la evidencia.
Una gota minúscula,
una gota encarnada,
es un aviso,
una palmada.
De cambiar de zapatos
hora va siendo,
de restañar heridas,
de forjar nuevos sueños.

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