XXV
Sobre el mar azulado
el barco se desliza,
en las velas el viento,
las olas en la quilla,
en el cielo los astros,
imágenes de vida
surgiendo como géiseres
en el alma aterida.
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Una delicia de poema. El tema marino como símil del andar por la vida es genial. Sencillo, breve, y en ese sencillez y brevedad una enormidad de lirismo.
Siempre aprendemos de ti y de tu arte, y es un gozo leerte.
Abrazobeso fraterno, cariñoso, admirativo, querido Antonio.
Así es como acaba este repertorio de veinticinco poemas titulado “El forjador de quimeras”, con esta visión marina que, en efecto, pretende ser sumamente sencilla, sin alambicamientos, surgiendo, pura y con la fuerza de un géiser, del alma, esa fuente de imágenes comunes a todos los seres humanos, las cuales ha plasmado la literatura reiteradamente. Un abrazo.
Pues me parece un cierre hermoso para el poemario. Y en efecto, son imágenes muy recurridas, en las que se corre el riesgo de ser reiterativo o falto de originalidad, o se puede lograr lo que tú has logrado: una bocanada de frescor, de lirismo y de profundidad emotiva, con lo que estas imágenes se embellecen una vez más.
Enohorabuena por este nuevo logro en tu sendero literario, maestro de bardos.
Te abrazobeso con gran cariño fraterno y siempre admirativo, cher Antonio.
Gracias por tus halagüeñas palabras. Retomar un tópico (no dicho en el mal sentido) y recrearlo sin caer en lo manido es ciertamente un logro literario. Quizá la clave está en “vivirlo”. No se trata de ser original, cosa en la que no creo. Esas imágenes no vienen de fuera (de un libro, de un cuadro…) sino de dentro, impulsadas por un soplo interior que les insufla nueva savia. Que los hados nos sean propicios.
Amén.
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Gracias por rebloguear. Saludos cordiales.