La pérdida de sangre no me angustiaba tanto como el temor de quedarme paralítico. A causa de la presión que ejercía el correaje, no me notaba las piernas.
Me revolví furioso. Grité y juré. Poco a poco las ataduras se fueron aflojando. Conforme disponía de más espacio, más violentas eran mis sacudidas. Por fin, volqué mi peso sobre un lado y caí al suelo de golpe.
El batacazo y el frescor de las losas me trajeron a la realidad. Estaba sudando y tenía el corazón palpitante. Me toqué las piernas, las encogí, las estiré. A continuación enderecé el tronco para aliviar la tensión de la columna vertebral.
Me apoyé en la cama y permanecí así un rato.
A través de la ventana abierta contemplé las lejanas estrellas que agonizaban en el cielo.
Me puse en pie y encendí la lámpara de la mesita de noche.
La habitación estaba en orden, pero el revoltijo de sábanas, la almohada torcida y mi dolor de espalda cuestionaban esa normalidad.
Faltaba poco para que amaneciese. Me tendí y apagué la luz.
Fue Luisa quien tuvo la idea de la acampada y también quien escogió el lugar: una alameda a orillas de un río, no lejos de Galaroza, en plena sierra.
Mientras describía ese paraje de ensueño, Carmelina, Pedrote y yo la escuchábamos embelesados. Añadió que podíamos aprovechar la excursión para visitar Aracena, Fuenteheridos, la peña de Alájar…
Alguien recordó que García Silva vivía en Aracena.
“A lo mejor nos lo encontramos” dijo Pedrote. “No, por favor, que nos agua la fiesta” replicó Carmelina. “¡Ay, no!” exclamó Luisa. “Con esa cara que tiene…”.
Bromeamos a su costa. Yo propuse que nos sirviera de cicerone. Pedrote sugirió que lo invitásemos a pasar la noche con nosotros para que nos alegrase la velada con chistes y canciones.
“¡Ay! ¡Ay!” gemía Luisa con los ojos llorosos por la risa. “¿Por qué no nos olvidamos de ese fantasma y hablamos de lo que nos va a hacer falta?”.
Me desperecé. La punzada persistía. Seguramente había dormido en una mala postura.
El resplandor del nuevo día iluminó débilmente la habitación. Sentí frío y me tapé. A decir verdad no me encontraba con ánimos de emprender el viaje a Aracena.
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Todo ha sido un sueño. Y después del mismo no me extraña que no tenga ganas de viajar. O puede que haya sido al revés, sus pocas ganas de ir a Aracena desencadenaron el sueño.
Que descanses estos días y si viajas que lo pases mejor que el protagonista de tu historia.
Me ha gustado mucho leerla :))
Un saludo, Antonio
Ahora lo que el conductor del seíta se preguntará es si se trata de un sueño, o de una pesadilla más bien, premonitorio. Ahora tiene que decidir si vale la pena emprender ese viaje en la realidad ordinaria porque en la realidad onírica ya lo ha realizado.
Gracias, Paloma. Me complace que te haya gustado este relato desbocado.
En cuanto a mí, sólo me desplazaré algunos kilómetros para dejar Sevilla en Semana Santa, que se pone imposible. Un abrazo.
No es nada fácil relatar un sueño y que no decepcione el texto resultante (por manejarse como un Deus ex machina para los nudos y el clímax de la trama).
Viaje a Aracena es un sueño relatado a profundidad que sólo hasta el final se desvela como tal, convirtiendo a esta novela corta en un texto fantástico y surrealista, pero jamás ilógico ni incoherente.
No olvidar que los sueños pueden desentrañar nuestras inquietudes, temores y dudas, pero también pueden revelarnos algo de nosotros o de nuestro entorno que no sabíamos.
Brillante texto, maestro. Final perfecto. Aplauso de pie.
Lectura exquisita, más que disfrutable y ejemplo (para no variar) del buen relatar.
Abrazobeso con mucha admiracion y cariño siempre fiel, frater carissimus.
«Tout court», como dicen los franceses, narrar no es fácil, se trate de lo que se trate. Es cierto que la consignación y el desarrollo de un relato en clave onírica requieren tacto, pero eso seguramente es aplicable a cualquier trabajo literario.
Tu apreciación crítica («Un texto fantástico y surrealista pero jamás ilógico ni incoherente») la hago mía. Si eso es verdad, considero importante el logro.
Ni que decir tiene que los sueños son significativos. He acabado de leer un libro donde subrayan eso mismo. Sin duda, son una fuente de conocimiento de uno mismo y del mundo. Tal vez la única forma o la más eficaz de cambiar ambos para bien.
Un fuerte abrazo y que descanses, desconectes, disfrutes de estos días de Semana Santa que en España son festivos.
Que belíssimo texto, fico me deliciando com a visão que me traz e a riqueza das palavras. Li por completo, senão seria sacrilégio. Beijos cordiais!!!
Muito obrigado, Mara, pelas tuas palavras gratificantes que agradeço ainda mais por vir de alguém com tua sensibilidade artística e humana. Tem um bom dia.
Abraços cordiais!!!!
Por acá también son días de descanso. En el caso de las instituciones educativas, es de toda la semana. El resto del ámbito laboral descansa desde el jueves o el viernes.
Me la llevaré más aligerado, pues bien sabes lo estresante y surrealista que es esta horrorosa megalópolis. Que no es más que el reflejo de la situación en que se halla todo este país.
En fin, a apegarse a la dieta del «ajo».
Abrazobeso coh todo mi cariño y que disfrutes tu descanso allá en ese paraíso al que puedes escaparte con los tuyos.
Ningún viaje real superará este sueño😉😙
Hay viajes normales que se las traen, pero es cierto que esta incursión en el inconsciente ha conmovido los cimientos del conductor del seíta.
Gracias por tus numerosos «me gusta» y por tu comentario. Saludos cordiales.
Lo que me siempre fascina es que en un rato de sueño pueden caber tantos sucesos que no te pasan en toda tu vida. Y resulta que fue un sueño…que tramposo eres.Ahora sí se puede leerlo todo entero. Un abrazo y que tengais una buena semana.
En los sueños el espacio y el tiempo se condensan, se distorsionan, se vuelven maleables El resultado es que en un minuto real puede caber una hora, un día, un mes y pasar muchas cosas.
El origen de este relato es un sueño muy vívido que tuve, y que posteriormente desarrollé hasta darle esta forma literaria.
El escritor no hace trampas, juega sus cartas.
Lo mismo te deseamos. Un abrazo.
Si finalmente es un sueño la etapa del taller fue una pesadilla 😉
Me ha encantado viajar de tu mano a Aracena.
Un abrazo
Más de una etapa, o tal vez el relato en su conjunto, puede ser calificada de «pesadilla».
Muy feliz de haberte tenido de compañero de viaje. Un abrazo.
Vaya, vaya, hemos estado soñando. No me extrañan, entonces, los sudores que hemos pasado 😊
Según Calderón de la Barca la vida es sueño, del que despertamos imagínate cuándo.
Y mientras tanto se suda, se tienen sobresaltos, el pulso se acelera y muchas cosas más.
Me da pena que el relato haya llegado a su fin, Antonio: ¿tendremos reemplazo para los «Lunes de Aracena»? Como buena freudiana estoy convencida de que nuestras emociones subconscientes emergen «deformadas» durante el sueño. Por eso, las historias oníricas que acaban cuando el protagonista despierta me producen la misma desazón que los sueños propios, esos en los que tratas de rememorar alguna escena que te ha parecido especialmente curiosa -por lo de desentrañar tu «psique»- y, al instante, las imágenes comienzan a desvanecerse como humo o a escurrirse entre los dedos como agua. Y eso me lleva a preguntarme: ¿pero qué demonios ha hecho García Silva en la vida real para interpretar tan extraño papel en el sueño del protagonista y, ya puestos, por qué todos le tienen tanta tirria? En fin, supongo que eso ya sería materia de una narración paralela… Feliz Semana Santa, ¡y no me extrañas que huyas de la preciosa Sevilla por unos días: solo de pensar en la marea de personas que se congregan ahí se me ponen los pelos como escarpias!! (aunque reconozco que es una imagen impresionante).
La literatura me corre por las venas. Seguiré publicando relatos no tan largos como este. Lo próximo es un pequeño experimento: dos versiones de una misma narración. La segunda la escribí porque me había olvidado de que había redactado la primera.
Creo que los sueños van más allá de la deformación de nuestras emociones. Por supuesto, durante la noche, cuando nuestras defensas se debilitan o desaparecen, nuestras pulsiones, miedos y angustias emergen a veces de forma brutal. Soy más junguiano que freudiano. En los sueños veo también la actualización de los arquetipos que sobrepasan a los seres humanos en cuanto individuos.
García Silva en la vida real no ha hecho nada de particular, salvo ser como es. ¿Por qué hay personas que inspiran o producen rechazo? Esta pregunta tiene que hacérsela más bien a sí mismo quien experimenta ese sentimiento.
García Silva, en el mundo onírico, es la condensación de aspectos personales que no nos gustan. De ahí las bromas que son una forma de distanciamiento.
Este análisis puede llevarnos lejos, como señalas, y no es ni el momento ni el lugar ni tampoco soy un experto.
Me ocurre exactamente como a ti. Los pelos se me ponen de punta. Sevilla es desmesurada incluso en fechas normales, imagínate en la también llamada Semana Grande. Los pelos de punta y la carne de gallina.
Que disfrutes de estas vacaciones. Un abrazo.
Interesante experimento. Una curiosidad: ¿cómo cuánto tiempo había transcurrido entre las dos versiones?
Varios meses, quizá un año. Escribí el relato y me olvidé de él. Luego encontré la anotación que había hecho, la idea que había tenido. Me pareció interesante y volví a desarrollarla. Por último descubrí en uno de los archivos de mi ordenador que ya había hecho ese trabajo. Era el mismo tema pero diferentemente tratado. La primera versión es relativamente corta. En la segunda me explayé. Voy a publicarlas consecutivas. El título de esta fabulación doblada es «Las tijeras de plata».
Pues será un placer leer la doble fabulación. Por cierto, me ha encantado tu cuento «La noche». Tanto es así que se lo comenté a mi madre, quien ha decidido llevarse el libro para leerlo ella. Así que aquí estoy, a la espera de que me lo devuelva para leer el último relato…
«La noche» es un cuento de terror. Espero que a tu madre le guste también. Y a ti «Los caballos y los grillos», ambientado en una mítica tribu prehistórica, que cierra esta antología.
Felicidades, Antonio, una bien tramada narración de un sueño necesita de un excelente mago que le dé forma. A mi parecer, los relatos oníricos son de las narraciones más dificiles , porque son las que contienen más trampas, como en el espectáculo de un ilusionista, y la calidad eepende de que el espectador -el lector- no las descubra. Un abrazo.
Bien has señalado la dificultad de este tipo de relatos en el que se juega con lo surrealista, lo extravagante, lo absurdo y lo paradójico, que, dicho sea de paso, no son sólo rasgos oníricos. Gracias, Eladio.
Es cierto, sería generalizar demasiado, pero creo que precisamente los rasgos que tú señalas son las «trampas» que permiten hacer funcionar los mecanismos de un relato con independencia de su sustrato onírico. Piensa en lo decepcionante que es para muchos lectores de ficción la revelación de que todo lo narrado es producto del sueño de un personaje. En la habilidad para contarlo sin que los elementos se disgreguen o se evidencien está el arte. Un abrazo de nuevo, Antonio.
Lo que leo entre líneas es lo siguiente: lo importante es «dar el pego», ya se trate de un relato escrito en clave realista, como «La línea de sombra » de Joseph Conrad, o en clave onírica, como este «Viaje a Aracena». Lo fundamental es saber manejar los recursos, ser capaz de montar un buen artefacto literario, conseguir ese efecto estético de que hablaba Borges (en su obra y en sus entrevistas podemos encontrar respuesta a todas nuestras preguntas). Vargas Llosa define la literatura como «la verdad de las mentiras», que es el título de uno de sus libros. Y así es. La literatura es una verdad que va más allá de las contradicciones y las limitaciones en las que estamos atrapados. La literatura crea otra realidad.
No he utilizado peyorativamente la expresión «dar el pego». Ya me dirás si desbarro.
Tú, por cierto, eres un buen ejemplo de cómo servirse de las «trampas» eficazmente.
Que tengas una fructífera y placentera semana.
Estoy de acuerdo con tu opinión y con tus referentes, pero la expresión «dar el pego» remite a un cierto engaño, algo que poco tiene que ver con la verdad y menos aún con la mentira de una ficción, que cuenta la verdad a su manera. Quizás no me he explicado bien, y en ese caso lamento el equívoco. Otro abrazo, Antonio.
«Dar el pego» no es una expresión afortunada porque, naturalmente, no se trata de engañar a nadie. Lo importante es fabular, mostrar que otros mundos, buenos o malos, son posibles.
Eso es lo que yo también entiendo por fabular.
Reblogueó esto en Ramrock's Blogy comentado:
#relatos
Gracias por rebloguear. Saludos cordiales.
Poco se puede agregar que no se haya dicho ya sobre tan magnífica obra surrealista que nos ha mantenido en vilo hasta revelarnos al final que el elemento onírico fue el protagonista principal y como bien subraya Eladio, el no evidenciarlo, es parte del arte magistral de su autor, en este caso, de Antonio Pavón L.
En alguna parte leí que aveces resulta difícil desprenderse de los temores o de la angustia, porque existe ese inconsciente recalcitrante que los vuelve a reafirmar a través de los sueños. Desde este punto de vista, tu obra sirve muy bien para ilustrarlo.
Saludos cordiales.
El autor ha jugado todo el tiempo con el factor onírico que sólo se desvela plenamente al final. Resulta que es un sueño o una pesadilla, lo cual no deja de producirme inquietud porque eso supone un cuestionamiento de lo que entendemos comúnmente por realidad.
Tú también señalas que los temores y la angustia son nuestros compañeros de viaje.
Gracias por la valoración que haces de este relato escrito hace años (cuando me psicoanalizaba) y publicado tras numerosas correcciones recientemente. Buen fin de semana.