XVII
Pájaros aleteantes
de picos acerados
perforan la mañana
con gritos destemplados.
Un reptil gigantesco
su trabajo realiza.
Ingurgita su presa
a conciencia, sin prisa.
El acezante saurio
prosigue su trabajo,
puntual y eficiente,
engullendo a destajo.
Por arrojarlo fuera
no hay nadie que haga nada.
Necesarias no son
flamígeras espadas
ni cejijuntos ángeles.
Una palabra basta.
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.