1
Si dependiera de mí,
una lluvia caladera
empaparía la tierra,
haciendo crecer la hierba.
Pespuntearía de flores
los prados y los alcores.
Pintaría de verdín
los muros de los conventos
y otros viejos paramentos.
2
Y los árboles añosos,
retorcidos y nudosos
mostrarían jubilosos
sus tiernos brotes de oro.
Crecerían las violetas,
delicadas, pizpiretas,
y surgirían las setas
entre la hojarasca seca.
Legiones de caperuzas
amarillentas, parduscas,
anaranjadas, blancuzcas,
¡qué alegría! ¡qué locura!
3
Si dependiera de mí,
en el cielo habría mil
nubes de ámbar gris
que en lluvia se desharían
con gozosa algarabía.
Las tejas de los tejados,
cobertizos y terrados
a murmurar se pondrían
su incansable letanía.
En algún rincón sombrío,
con insistencia tenaz,
una gota marcaría
del aguacero el compás.
Y el silencio volvería,
más profundo, más hermoso,
cuando la lluvia callase,
a ese rincón penumbroso.
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The great rainy silence is full of the words you have found for it.
In my ears an echoe of the last riff
of Sound of Silence; Simon and Garfunkel…
Best reagards
from rainy northern land,
the Karfunkel fairy
the silence
the great silence
the great silence of the rain
is the most beautiful
because it is full
of rumors
of murmurs
of subdued voices
echoes and promises
Tonight I’ll listen «Sound of silence».
Greetings from this dry bright southern land.
Lo que sí depende de ti, mi estimado Antonio, es la belleza de este poema-canción, porque es ideal para ser musicalizado.
Exquisito ritmo, imágenes deliciosas.
Enorme abrazo.
Gracias, Ernesto.
Es también un poema-rogativa. Magia poética. Llovió a principio de otoño y desde entonces no ha caído una gota. Los días son fríos, luminosos y secos. Ya va siendo hora de que San Pedro abra las grifos del cielo y el agua fertilice la tierra. Un abrazo y buenas noches.
Una sonoridad amable que endulza el corazón la que tiene este hermoso poema. Colores, colores y temperaturas las palabras danzarinas de esta lluvia de ideas, lleno de musicalidad para la plenitud del mismo yo. Se abre y expande en comunión con lo inalcanzable, con lo intangiblemente cogido.
Y MÁS, piden más estos versos son insaciablementes solícitos de inenarrables deseos, y más…exigen más, ¡ nunca había leído unos versos que fueran tan exigentes!, aunque maravillosamente exigentes, son los versos que besan sin enterarnos tan siquiera pero profundizan en nuestro ser…encantadoramente avariciosos y por ser este tipo de avaricia, se lo perdonaremos.
Precioso y magnífico poema, Antonio…abre los brazos al Universo ( el poema). Gracias y un Abrazo.
Es un poema donde prima lo rítmico. Es la propia sonoridad la que genera las imágenes, esa «lluvia de ideas» a la que tú aludes.
Estos versos solicitan la complicidad del lector, quizá por ello tú los consideras exigentes. Su sencillez y su espontaneidad son la puerta a la profundidad de nuestro ser.
Como ves, estoy glosando en parte tus comentarios que me parecen un fino ejercicio de crítica poética. Un abrazo.
Pespuntearía de flores si dependiera de mí algún rincón sombrío y marcaría el silencio para que volviera. Con permiso de su autor he jugado con sus palabras, espero pueda ser perdonada. A este poema le adjunto Nimrod.
Perdonada estarías si hubiera algo que perdonar. El poema se enriquece con las variaciones y los juegos. Y con esta música de Edward Elgar, que él dedicó a sus amigos retratados en ella. Todo un detalle. Como el que tú has tenido.