XVIII
La felicidad está
detrás de las ventanas,
entreabiertas de día,
de noche iluminadas.
Derramando su luz,
proyectando su paz,
en lugares lejanos
la felicidad está.
Lugares entrevistos
en sueños, mapas, libros
antiguos o modernos,
reales o ficticios.
La religión lo sabe
y nos habla del cielo
allá en la otra vida.
En esta está el infierno.
Pero los paraísos
resplandecientes, bellos,
son sólo una promesa,
tal vez un embeleco.
Y miro las ventanas
que esconden tanta dicha.
Si yo estuviera ahí,
me digo con envidia.
A veces me acometen
unos locos deseos
de ser feliz, de estar
en paz conmigo mismo.
Sólo tengo un consuelo
y es mirar las ventanas,
sobre todo de noche,
cuando esparcen su luz
como un bálsamo suave.
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La felicidad está detrás de la ventana de nuestra mente, así lo creo y así lo adivino también en tus versos. Gracias por este bonito poema.
¡Buen día! Febrero nos conduce a la primavera.
La felicidad está en nuestro interior, como la verdad. Según Dostoievski, no somos felices porque nos negamos a serlo. Basta con saber que podemos serlo. Sólo se requiere esa condición que a lo mejor parece radical. He citado de cabeza, o más bien parafraseado, al escritor ruso.
Este fin de semana fotografiaré las primeras mimosas florecidas. Saludos cordiales.
Reblogueó esto en Directas & Indirectas.
Gracias por rebloguear. Saludos cordiales.
Precioso poema. Un abrazo
Gracias, Ramón. Que tengas una agradable velada.
Este poema habla más allá de sus versos, por lo menos así lo he recibido. No agrego más, no es necesario, bardo querido.
Abrazobeso enorme, fraterno y con muicho cariño.
La poesía, en general, va más allá de sí misma, del mensaje expreso, casi siempre.
Aquí se habla de la felicidad que es una realidad etérea, que es más bien un estado, una predisposición interior. Un abrazo.
Precioso, Antonio. Tal vez creemos que la felicidad siempre la tienen los otros, pero los otros piensan lo mismo.
Hace tiempo, demasiado, unas amigas inglesas me regalaron por mi cumpleaños un poster de Snoopy donde se leía: «El césped en casa de los demás siempre nos parece más verde, hasta que descubrimos que es césped artificial».
No miro a los demás como más felices.
Esas ventanas entreabiertas o iluminadas son visiones de un sosiego interior que habita en todas partes, tras nuestras propias ventanas también.
Sí, te he entendido. A mí también me gustan las ventanas, las vidas cotidianas que se imaginan detrás.
Un saludo