III
Ese peso interior gravitando incesante,
esa voz que te llama, tan cerca, tan distante,
esa zarza que alumbra, que en llamaradas arde.
La terca voluntad tratando de imponerse,
desafiando a los cielos, orgullosa, insolente.
Lo reflejan sus ojos que me miran tranquilos,
que traspasan mi carne buscando el infinito.
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Otra vena interior-poética-tuya que va emergiendo, y que poco a poco va completando tu retrato- poético. Un abrazo, Antonio.
Sin duda al escribir, y encima publicar, nos retratamos. Yo veo siempre al autor detrás, pluma en ristre.
Este es un tema que me interesa y me conforma. Incluso tengo la osadía de creer, en un sentido amplio, que no sólo a mí. Que disfrutes de este apacible día de lluvia.
Crees bien. Igualmente, Antonio, disfruta de la lluviosa tarde.
Muy profundo, de tu alma y corazón son palabras esas. Un abrazo.
Palabras del alma de un fiel. Seguiremos profundizando. Un abrazo.
¿Qué representa la escultura, está relacionado con el poema o lo acompaña de forma independiente? Me gustan mucho la musicalidad del poema, su vocabulario sencillo que no es muy usual en tus textos y que facilita la comprensión del contenido, y por supuesto el contenido en sí: no cejar en el empeño de escribir con honestidad lo que uno siente o intuye. Chapó.
Esta estatua manca se eleva sobre una columna de la plaza de América. Me pareció que, con su corona de laurel en la mano que conserva, sus discretas alas y su recatada actitud, se adecuaba al contenido de este poema.
Así es: «no cejar en el empeño de escribir con honestidad lo que uno siente o intuye». Gracias por tu comentario. Un abrazo.