III
Ese peso interior gravitando incesante,
esa voz que te llama, tan cerca, tan distante,
esa zarza que alumbra, que en llamaradas arde.
La terca voluntad tratando de imponerse,
desafiando a los cielos, orgullosa, insolente.
Lo reflejan sus ojos que me miran tranquilos,
que traspasan mi carne buscando el infinito.
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.