Y todo para qué
me pregunto y miro
a través de la ventana
los campos lejanos
el azul infinito
una libertad imposible
más allá de las copas de esos árboles
que cabecean al unísono
una paz que se aleja
sin atender a ruegos
Entonces sobreviene
ese golpe capaz de desnucarte
ese pájaro de alas cenizosas
ese iceberg a la deriva
en el océano del tiempo
esa amenaza atenazante
ese pico infernal
ese ángel geométrico y frío
ese emisario de la nada
la pavorosa nada
en cuyo honor se apagan
los colores del mundo
Y todo para qué
me pregunto y miro
un punto distante
tal vez inexistente
Y pienso
esta larga agonía
que sellará la muerte
este largo penar
para acabar pudriéndose
Y yo aquí
mirando a través de la ventana
contemplando aleros desagües y veletas
soñando con árboles que mecen sus copas
observando mis manos a la par que mi boca
se me llena de hiel
Ese vómito amargo
me coloca en el acto
donde me corresponde
gracias a esa lanzada
en mi costado izquierdo
reconozco quién soy
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported