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Posts Tagged ‘dinero’

107.-“A estas alturas de mi vida” dice Emma, “sé bien lo que quiero y lo que no quiero. Me interesa administrar mi energía, no malgastarla manteniendo conversaciones forzadas, tratando de complacer a quien me trae sin cuidado, o, lo que es todavía más lastimoso, quedándome con la boca entreabierta y los ojos fijos en mi interlocutor cuando un ardite me importa la batalla o la proeza que escancia, emulando al bobo de Coria al que, además, se le caía la baba, contingencia que, en caso de persistir en esa actitud, no hay que descartar.

“La atención es un pago que realizamos al oyente, según los anglohablantes. Un hecho como cualquier otro: fregar, ir de compras, realizar una gestión administrativa, según los francohablantes. Un préstamo para los hispanoblantes, que al parecer cuentan con que te van a devolver el esfuerzo. Fineza esta harto cuestionable pues, como es sabido, el mundo está lleno de morosos e insolventes. Los impagos están a la orden del día, máxime cuando se trata de manifestar una actitud receptiva, de mostrar un interés y una educación que no van a constituir el objeto de una demanda judicial.

“Después está el tiempo que, a medida que transcurre, se acelera más. Al principio parece estático, como si, recién salido de la eternidad, compartiese todavía con esta en gran medida su naturaleza inmutable. Los días se alargan cansinamente, cualquier acontecimiento se retrasa tanto que da la impresión de alejarse en lugar de aproximarse.

“Esta percepción trae consigo que concedamos escasa importancia al tiempo, que lo gastemos a manos llenas como si fuese un tesoro inagotable. A partir de cierta edad esa actitud empieza a cambiar hasta invertirse completamente. Y una se dice que su tiempo no lo tiene para perderlo en tonterías. O si se quiere, sólo para perderlo en las tonterías de su elección. Al principio el tiempo sobra, es una realidad superabundante, abrumadora, pero va cundiendo cada vez menos hasta convertirse en una fina arena que se escapa fácil y raudamente por entre los dedos.

“Unos antepondrán dar un paseo solitario a ir de copas, otros los libros a los viajes, las cambiantes formas de las nubes a los programas de televisión, la soledad del campo al bullicio de la ciudad. O viceversa. La pregunta es: ¿qué compensa más?».

Emma lo tiene claro: “La vida social, las convenciones, los compromisos son una sangría”. Y precisa: “No la que tomábamos en nuestros guateques juveniles, sino la que practicaban en el brazo con una lanceta los médicos de antaño para, presuntamente, devolver la salud. En la mayoría de los casos sólo servía para debilitar al paciente aún más o para rematarlo”.

 

 

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Bestiario (XXIII)

XXIII
Dos enormes cabezas coronan esa masa,
oronda, temblequeante, de sebo y gelatina.
La de cejas corridas y papada porcina,
mirando aviesamente paraliza a su presa.
Sin esfuerzo aparente la deja de una pieza.

La segunda cabeza tiene forma de pera.
Sus ojos son opacos, ciertamente bizquean.
Lo cual, si bien confunde, estratagema no es.
En su lengua cortante reside su poder.

Maldiciones, ofensas, insultos escogidos,
descalificaciones son las perlas que brotan
de su boca dentona.

Si no se mueve apenas, no es porque su gordura
se lo impida, más bien se trata de razones
de índole ideológica. Su propia idiosincrasia
es el mayor obstáculo.

Cuando quiere algo, grita, lo ordena perentorio.
Trabajar no trabaja. Se ha jurado a sí mismo
que jamás doblará su precioso espinazo.

Descomedido, ruin, no sabe de lealtades.
Quien manda es el dinero. Las manos se restriega
cuando atisba un negocio, es decir, un sablazo.

Todos han de quitarse de en medio porque el menda,
sudoroso, agitado, va a moverse por fin.
De asiento va a cambiar, sea Dios alabado,
apartémonos raudos.

 

 

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23.- “¡Qué aburrida me tienes con ese estribillo!” dice Emma a su amiga Lupe. “No, todo no da igual. Mi situación económica y social es mejor que la tuya. Objetivamente lo es y se puede demostrar sin dificultad. Incluso has dicho en más de una ocasión que estarías dispuesta a cambiar tu situación por la mía.
“Lo mismo ocurre en otras parcelas de la vida. ¿Por qué no habría de dar igual en cuestiones de dinero y de prestigio, y sí en otras? ¿Tal vez por el simple hecho de que tú a las primeras les concedes importancia y a las segundas no?
“Es mentira que todo da igual. El factor económico es relevante. La tierra es la que nos sostiene. Pero sobre la tierra está el cielo. Conviene no olvidar ese detalle”.

24.- Cansada del radicalismo lacrimógeno de Lupe, Emma le replica: “Me miras y sientes un ramalazo de envidia, de sana envidia, dices, aunque eso sea una contradicción en los términos, un ridículo oxímoron.
“Pero tú lo aceptas todo. Todo lo ves bien. En tu ancha manga cabe cualquier disparate. Todo lo ves bien. Todo lo aceptas. Salvo que mi situación económica y social sea mejor que la tuya. Ante eso te rebelas, sientes una sana envidia. Todo no está bien. Ni para mí ni para ti.
“No quieras engañarte. Tú no eres tonta. Está también la cuestión de que no todo lo que reluce es oro. Cada una sabe dónde le aprieta el zapato. Incluso las antirrelativistas de buena posición tenemos problemas.
“Ocurre, desde luego, que sólo vemos lo que queremos ver, la parte buena, la que suscita envidia. La parte mala no nos interesa. Si nos llegan noticias de ella, nos apresuramos a aguarlas, a rebajar el tono, a menospreciarlas.
“Todas tenemos problemas aunque todos los problemas no sean iguales. Los hay de verdad y de mentira. Grandes, medianos y pequeños. Ocurre como con las enfermedades. Todas tenemos achaques, pero no vamos a comparar un cáncer con una torcedura de tobillo, por muy dolorosa que sea.
“No dudes de que a cada una le ha tocado su ración de sufrimiento. Y es injusto infravalorarla o desdeñarla porque la nuestra es mayor y nos ciega”.

 

 

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Estos sitios son puertas a través de las cuales
se llega al otro lado. Lugares encantados
que no corroe el tiempo, ubicados al margen
de todo devenir. Lugares terapéuticos
que curan las heridas y consuelan benévolos
de las arremetidas y de los sinsabores
que depara la vida. Estos sitios son puentes
que cruzan el abismo, y sano y salvo alcanzas
la otra orilla lejana.

Es labor personal encontrar estos sitios
y cartografiarlos con fervor, con esmero,
pues tienen más valor que el ansiado dinero.

 

 

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